“Luces Azules” el último trabajo del guionista Gustavo Pecoraro y que cuenta con la dirección de Lucas Santa Ana se estrenará el 22 de febrero en el Cine Gaumont y en el Festival de Cine de Mardi Gras de Sydney, Australia.
Este largometraje se desarrolla en la casa de Alejandro, el cual invita a sus amigos y familiares para festejar su cumpleaños número setenta. Con esta premisa vemos como lo que comienza siendo una distendida reunión social se torna en problemas maritales, confesiones de enfermedades sexuales y problemas de comunicación entre parejas homosexuales.
“Hacía falta una película que hablara de esto y también me lo ha dicho mucha gente. Hoy en día estamos influenciados por cierto cine más de entretenimiento y este film busca ir a temáticas más profundas que eso”. Explicaba el director en diálogo con la prensa.
El color azul se hace presente en reiteradas oportunidades, no solo en el título de la obra, sino también con sutiles apariciones durante el desarrollo de la película. Tanto Lucas Santa Ana como el director de fotografía Pablo Galarza decidieron usar este color para generar un escenario que refleje la calidez humana que emanan los dueños de la casa.
Pese a ser catalogado como un drama, se recurrió a pequeños momentos humorísticos para poder sobrellevar la trama y alivianar tanto al espectador como a los propios personajes de los fuertes conflictos que enfrentan.
En cuanto a la locación seleccionada para la grabación, Lucas Santa Ana comentaba: “Fue difícil encontrar la casa, porque también la casa misma es un personaje dentro de la película, porque habla de un estatus y de una clase social media/alta”.
Al grabar fuera de un estudio, todo el equipo de producción tuvo que adaptarse a los espacios que la casa brindaba. De esta forma, muchos cuartos ordinarios pasaron a convertiste en salas de vestuario o de maquillaje. Así lo detallaba Santa Ana:
“Teníamos una habitación específica para hacer el vestuario, una habitación para hacer maquillaje, una habitación para la gente de cámara y una para la gente de producción. Había que tener todo bien organizado porque en total había alrededor de 50 personas trabajando en la casa”.

Uno de los desafíos más grandes a los que se enfrentaron los actores fue grabar las escenas en el exterior, ya que se filmó en el frío invierno del mes de Julio. Sin embargo, utilizaron mantas, fogatas y bolsas de agua caliente para contrarrestar el clima.
Otro problema al que se enfrentaron fue los rodajes a la trasnoche, lo que traía mucho cansancio de parte de los actores. Eso derivó en que, cuando no salían a escena, se tomasen pequeñas siestas en los sillones de la casa.
“Nos pasaban a buscar a las 5 de la tarde para entrar al set a maquillarnos a las 6 o 7 y filmábamos hasta las 4 o 5 de la mañana. Después nos llevaban a casa y nos dormíamos recién a las 8 o 9, pero a las 4 ya tenías que estar listo para que te pasen a buscar de nuevo” se sinceraba la actriz Estela Galleri.
Todas estas experiencias que vivieron los actores en el rodaje ayudaron a aportar a la trama una cuota extra de realismo y credibilidad en las relaciones de los propios personajes. De esta forma el espectador podía verse identificado con situaciones que vive con sus propios grupos de amigos, ayudando así a empatizar mucho más con los protagonistas.
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