La tercera jornada del Quilmes Rock puso a toda la concurrencia a mover los pies, y no solo para bailar y saltar. La grilla de este sábado puso mucho peso en los escenarios alternativos y obligó a caminar ida y vuelta dentro del extenso predio de Tecnópolis desde temprano.
En una pulseada entre el mainstream de los escenarios principales y un dream team alternativo en los secundarios, hubo que tomar decisiones y elegir bien qué no perderse.
Ya desde temprano dos bandas legendarias del under abrieron en la periferia: a las 15 Los Brujos, seguidos por por Boom Boom Kid, en un escenario Pop Art por el que más tarde pasarían también nombres fuertes como Los Pericos y La Beriso. Ahí cerquita en las otras locaciones cercanas al ingreso estaban también Dancing Mood y La Portuaria.
Imposible tachar de la lista todos los imperdibles en simultáneo, y todavía ni siquiera llegamos al centro de la escena.
La banda festivalera definitiva

Como siempre desde que a alguien se le ocurrió la idea de juntar bandas y estilos heterogéneos en un mismo predio para maratonear shows, los Auténticos Decadentes confirmaron por enésima vez que son la banda festivalera definitiva y universal.
Con una veintena de hits en su arsenal, son los únicos capaces de sin siquiera contar con mucho público propio poner a metaleros, glams, rollingas, alternativos y modernos bailar y mover las manos al ritmo de lo que sea.
Desde el arranque con temas como “Somos”, “Como me voy a olvidar”, “Pendeviejo” y “Piratas” pusieron a cantar hasta a los que estaban en el patio de comidas bien al fondo y fuera del campo.
Con la tarde ya envalentonada, demolieron el asfalto de Tecnópolis con el cover de “Viejos Vinagres” de Sumo seguida por “Raquel” y “El Murguero”.
Se sumaron Dancing Mood y Fernando Ruiz Díaz para agigantar el ambiente de amistad y confraternidad, y el cierre para cantar a todo trapo con “La Guitarra”.
Zapping

Imposible que salga perfecto el zapping entre los distintos sectores y lejanías del predio de Villa Martelli. Para cuando llega El Kuelgue la mitad del público migra hacia las periferias para intentar agarrar algo de todo lo bueno que ofrecen los escenarios Pop Art, Geiser y Enigma.
Con Rata Blanca finalmente el heavy metal (que en mejores épocas ha sabido tener fecha temática propia en este festival) hizo su entrada a la primera plana, jugando de visitante un partido chivo ante un público cada vez más lejano al virtuosismo y los solos de Walter Giardino y los prodigios vocales de Adrián Barilari.
Soldados de miles de batallas sobre el escenario, le pusieron todo y con sus grandes hits “Mujer Amante”, “Guerrero del Arco Iris” y “La Leyenda del Hada y el Mago” metieron a la gente en juego.
A continuación los uruguayos de No Te Va Gustar cantaron localía gracias a mucho público propio, canciones inoxidables y una excelente performance en escena y sonido.
Revolución en la periferia

Mientras Babasónicos se encargaba del cierre en el predio central, en la periferia se vino el estallido con la explosiva presencia de Gustavo Cordera en el escenario Enigma, el único cerrado del festival. La controversial figura del ex Bersuit desbordó la capacidad de un espacio previsto para nombres de menor talla, con gente saltando y cantando himnos de guerra como “Se Viene” y “Devolvé la bolsa” desde afuera de la carpa.
Cordera sorprendió no sólo por la fidelidad y respuesta de su gente, sino también por una gran presentación con su banda solista, que en un entorno cerrado e íntimo sonó con mucha fuerza y le dieron revancha a una estrella caída en desgracia por sus propios errores.
Lo que queda para el cierre
El festival tendrá este domingo su cierre con Los Piojos como protagonistas excluyentes, en una fecha diseñada prácticamente alrededor de ellos.
Kapanga y Los Caballeros de la Quema estarán calentando motores desde temprano, y también podrán verse a Pier, La Mississippi, Bersuit, Lisandro Aristimuño, entre otros artistas.
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