Acaba de estallar la guerra civil cuando un militante republicano cae prisionero y queda bajo la guardia de un joven recluta falangista, en la turbulenta costa cantábrica. Entre silencios incómodos, charlas furtivas, trincheras de libros y cartas prohibidas; La piedra oscura retrata los años más oscuros de la historia contemporánea española y va en busca del recuerdo de una de las víctimas más evocadas en el mundo teatral, el poeta Federico García Lorca.
La aclamada pieza del dramaturgo andaluz Alberto Conejero se estrenó anoche en la sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín, bajo la dirección de Alejandro Giles y un elenco integrado por Martín Urbaneja, Iván Hochman y Milagros Almeida.
La obra gira en torno a ausencias y pérdidas: “La piedra oscura” era también el título, y prácticamente lo único que queda, de la obra que Lorca estaba apenas empezando a escribir cuando fue asesinado en 1936 a manos del franquismo.
Martín Urbaneja se pone en la piel de Rafael Rodríguez Rapún, secretario del teatro universitario La Barraca y compañero de Federico García Lorca en los últimos años de sus vidas. El texto es una inspiración libre del autor sobre los momentos finales de cada uno de ellos, alejados y asesinados por la avanzada fascista.
“Rapún murió un 18 de agosto de 1937 –justo un año después de Federico– en un Hospital Militar de Santander”, cuenta Alberto Conejero. “Le habían herido antes en el transcurso de un ataque aéreo cerca de Bárcena de Pie de Concha. Por lo tanto, el encuentro del que se ocupa mi obra es ficción. Sin embargo, el resto de informaciones, datos, nombres, sucesos, son el resultado de la investigación que desarrollé durante los últimos años”, aclara.
La contraparte de esta historia se construye gracias a la excepcional interpretación de Iván Hochman como el joven soldado que custodia los últimos días de Rapún. Enfrentados por el sinsentido de una guerra fraticida, encuentran en lo humano todo aquello en común que estaba separado por diferencias ideológicas.
«Hay una relación que se forja en la intemperie y la hostilidad de la guerra”, explica el autor. “La poesía de García Lorca, en palabras de Rafael, va dándole sentido a esta historia. Invadidos por la omnipresencia de Federico, que los acerca y los aleja permanentemente, la hora de la muerte se acerca y las utopías hacen crecer el sentimiento y el deseo».
El diálogo entre ellos hace presente que queda sepultado bajo el campo de batalla: el tabú de la homosexualidad, la pérdida de los seres queridos, la juventud y los sueños interrumpidos.
Funciones de miércoles a domingos a las 19.30 horas. Hasta el 31 de agosto. Av. Corrientes 1530.
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