Durante la noche del miércoles 5 de junio, la brecha que tantas veces aleja calidad y masividad se volvió irrelevante. Con carisma y mucho talento, la bajista, cantante y compositora Esperanza Spalding regaló un show magnífico donde el jazz, el soul y el R&B caminaron juntos.
Con la frescura de sus 28 años de edad, la joven oriunda de Portland encara el jazz vocal desde una perspectiva joven, que no teme a acercarlo a las estructuras de las canciones pop y soul. Y en el camino inverso, nutre a los géneros musicales más amigables para la difusión masiva con arreglos jazzísticos de gran calidad.
Liderando a su orquesta “Radio Music Society” desde el bajo eléctrico y el contrabajo, Esperanza recorrió a lo largo de una docena de canciones historias, estados de ánimo y una amplia paleta musical. Arrancando con Us, Hold on me, y Can’t help me para sentar las bases jazzísticas de su show, para seguir con una entretenida tríada de canciones soul como Smile like that, Crowned and kissed y Black Gold; que se encargó de amenizar con historias personales gracias a su simpático spanglish, generando así mayor cercanía con la audiencia.
Esperanza se lució sobre todo como cantante y figura atrayente sobre el escenario. Ni ella desde el bajo ni los músicos que la acompañan se excedieron en solos, dejando espacio para que ella pudiera exhibir sus cualidades vocales, de gran técnica para el scat y soprendentes registros agudos que despertaron los aplausos más calurosos de un teatro Gran Rex lleno hasta la última butaca.
Su nombre resulta profético. Spalding devuelve la esperanza a quienes piensen que el jazz puede ser algo más que una música encerrada en complejos laberintos intelectuales, y también a quienes todavía apuesten por propuestas artísticas que no tengan que resignar calidad para llegar a un gran público.
Texto: Mariano García
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