Dos horas de espera para un show que se sabía de antemano que no podía durar más de 60 minutos, es algo que desanima a cualquiera. Sin embargo, con Los Saicos valía la pena hacer un esfuerzo extra para conocer de primera mano y en persona a este grupo peruano que hace pocos años salieron del olvido para convertirse en la leyenda más extraña del rock.
Fue así como un público heterogéneo se dio cita el domingo 5 de diciembre en el barrio de Palermo para poguear y cantar cada una de las 12 canciones que la banda tiene en su haber (más algunas nuevas). La historia que los coloca como los mitológicos fundadores del punk rock, una década antes de que el subgénero naciera oficialmente en Inglaterra, reunió a estos limeños hoy sexagenarios con jóvenes punks porteños, curiosos de toda índole y un nutrido grupo de compatriotas que los acompañaron para festejar el retorno de Los Saicos a la música y su visita a Argentina.
Fue así que pasó una docena de canciones de colección como “El entierro de los gatos”, “Fugitivo de Alcatraz”, “Come on”, “Camisa de fuerza”, y el hit e himno proto punk “Demolición” en dos ocasiones, entre los gritos desaforados de Erwin Flores y un sonido bastante desajustado. Imperfecciones que fueron suplidas con buena onda y un diálogo y entendimiento permanente entre los músicos y el público. Con mucho humor, el líder de la banda llegó a describir los momentos más encendidos de la noche como un “acto de acrobacia gerontológica”.
El punk arqueológico reivindicado en la noche los exime de toda exigencia en lo musical. El motivo del encuentro estuvo más allá de la calidad técnica. Olvidados por más de 40 años por el público y el circuito musical, se logró saldar una cuenta con el pasado, encontrarse con el presente y seguir adelante con la vida de aquí en más.
Texto: Mariano García
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