El pasado miércoles 21 de diciembre en el Luna Park fue la primera de las tres fechas con las que Ciro y Los Persas cierra el año. En pleno clima mundialista por la reciente obtención del título, la espera estuvo colmada de cantos de aliento y festejos por parte de los asistentes.
Treinta minutos después de las 21 horas hizo su aparición Andrés Ciro Martinez, que en esta ocasión no estaría sólo con su banda habitual. Para la primera parte del show contaron con la compañía de 70 músicos de la Filarmónica del Plata, dirigida por Gustavo Fontana, quienes dieron comienzo al show con los primeros acordes de “Pacífico”.
Estar en un recital de Ciro hace entender por qué la familia piojosa denomina esos momentos como un “ritual”. Hay dos aspectos clave: por un lado la incondicionalidad de un público que en muchos casos está desde los inicios, hace más de 30 años. Y por otro, Ciro en sí. No es únicamente un cantante, ni un compositor, ni un músico, es, por sobre todas las cosas, un showman. Su vínculo con su gente es tan profundo que sabe que si les muestra el micrófono para que canten a capella durante toda la canción, nadie se va a equivocar en la letra. Pocos artistas pueden lograr algo así.
La primera parte, la que contó con la presencia de la Filarmónica, fue la más tranquila. “Un hombre más”, “Ando ganas”, “Sueños”, “Dientes de Cordero”, “Ruidos” y “Agua” fueron los primeros temas, mostrando que aunque pase el tiempo, los temas de Los Piojos siguen vigentes como el primer día.
El momento emotivo de la jornada fue cuando subió al escenario la única invitada de la noche, Josefina Guevara Villar, “la Jose”, a interpretar “Canción de cuna” junto a Ciro. Josefina tiene 9 años, es de Mendoza, y ya había acompañado a la banda en otros recitales así como también en la grabación del tema para el disco Sueños.
Antes del intervalo que daría por finalizada la actuación de la sinfónica, Ciro los invitó a tocar su propia versión de “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar” para el delirio de todo el público presente en el Luna Park.
La segunda parte del show, sólo con la banda habitual en formato eléctrico, dio rienda suelta a todo lo que es Ciro arriba de un escenario. Con el lugar liberado para poder correr, bailar y saltar, arrancaron con “Babilonia” para poner de pie a todo el estadio que, desacostumbrado, estaba sentado en sus butacas. “Me gusta”, “Como Alí” y “Tan solo” sonaron fuerte junto con “Pistolas” y “Marado”, que como es habitual se llevó la ovación de los asistentes mientras se proyectaban en las pantallas imágenes de goles de Diego Maradona.
Con casi tres horas de recital, Ciro se puso a contar historias sobre cómo habían surgido algunos temas. Su manejo del escenario, su experiencia de 30 años con esa gente que los iba a ver de adolescentes y que ahora llevan a sus hijos, es lo que hacen que la experiencia de ir a verlo sea tan festiva.
Para finalizar la noche, la banda se puso pelucas de colores e interpretaron un enganchado de “El Farolito”, “El balneario de los doctores crotos” y “Muevelo”, que dejó a todos los presentes agotados pero felices de haber disfrutado tanto de un show que jamás defrauda.
Foto: Alejandro Santa Cruz / Télam
Excelente !!! Es como haber disfrutado el show sin estar presente , viviendo todas las sensaciones que se puedan tener
Me gustaMe gusta
Hermoso relato!
Me gustaMe gusta