En un clima familiar, rodeado de músicos y cultores del jazz que poblaron el ND Ateneo, se volvió a presentar Peter Erskine en Buenos Aires. Standards, jazz emparentado a la música incidental y destellos de su paso por Weather Report adornaron una noche en la que el veterano baterista dio cátedra de buen gusto y precisión al mando de su trío.
Desde el comienzo, cada sutil movimiento de Erskine marcó la pauta de lo que es tocar, no golpear, un instrumento de percusión al mando de un combo de jazz. Con sensibilidad y un sonido impecable, dio una verdadera clínica junto a su hijo Damian en bajo de seis cuerdas y la revelación de la noche: el Vardan Ovsepian al piano.
Con la base de bajo y batería aferrados a las líneas rítmicas, los juegos armónicos y melódicos quedaron entonces en manos del pianista armenio, que dio muestras de una sólida formación clásica y una ejecución sin fisuras. Sin alejarse de lo que marcan las tradiciones, los momentos de improvisación se fueron sucediendo en los solos que cada uno fue ejecutando en un clima amplios espacios sonoros en el que todos pudieron mostrar lo suyo.
Por momentos conservador, el trío se hizo fuerte en la corrección interpretativa, que en sus mejores momentos rozó la perfección, sin caer en excesos academicistas. Incluso en composiciones para películas o series de TV, casi condenadas a ser música de fondo, se las ingeniaron para volverlas atractivas para la audiencia.
Hacia el final, Erskine destapó la energía que sabiamente había estado conteniendo, con una serie de solos en los que dio soltura a la maestría de su técnica. Siempre sobrio y amigable, tuvo un cálido reencuentro con el público porteño.
Texto: Mariano García
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