Luego de 12 años de ausencia en Argentina, y con una gira que debió ser reprogramada a principio de año, finalmente se concretó el esperado regreso del gran guitarrista flamenco Tomatito. Acompañado por un quinteto de auténtico espíritu musical gitano, el guitarrista desarrolló en una hora y media un excelente espectáculo dominado por su impresionante técnica y por su capacidad para sacar de las seis cuerdas todo el sentimiento de una música que lo tiene como uno de los principales exponentes de la actualidad.
Desde las composiciones tradicionales, que recordaron sus años junto al gran cantaor Camarón, hasta las influencias jazzísticas con las que ha enriquecido al género, y con una magnífica tarea de Morenito de Íllora y Simón Román en voces, Tomatito llevó al flamenco a alturas solo reservadas para los grandes del género. Jaleos y bulerías coqueteando con algún tango, en un continuo fluir donde la guitarra fue el centro y alma de la noche.
Y lo más espectacular lo guardaron para el cierre: el grandilocuente despliegue en baile de Paloma Fantova Gonzalez, que con la endemoniada rítmica de sus pies taconeando sobre las tablas cosechó una generosa colección de aplausos y muestras de admiración por parte del público porteño.
Luis Salinas, viejo amigo y compañero de andanzas musicales; fue el invitado de honor de la noche, y junto él las improvisaciones fluyeron por el aire del Teatro Gran Rex, que terminó convirtiéndose en un gigantesco tablao andaluz.
Texto: Mariano García
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