Fue la propuesta más arriesgada del Festival de Jazz Buenos Aires 2015. Con su presentación del miércoles 11 en La Vieja Usina, el cuarteto liderado por la pianista japonesa Satoko Fujii sorprendió a una audiencia siempre curiosa, aunque no necesariamente experta, con sus experimentaciones musicales que partiendo del free jazz se expanden hacia límites donde colisionan el microtonalismo oriental y las atonalidades de la música de vanguardia occidental del siglo XX.
Algunos desprevenidos (quizás sólo convocados por el rótulo de jazz, esperando algo más convencional), no tardaron en abandonar la sala. Las excentricidades técnicas de Takashi Itani en batería y Natsuki Tamura en trompeta marcaron el tono desde el inicio. Nada es fijo, todo se intercambia: Itani tocando los platillos con arco, Satoko atacando las cuerdas del piano directamente en modo percutivo, Tamura sacando de la galera un arsenal de juguetes infantiles.
Extremos en sus ideas, técnicas y recursos, despliegan una gran libertad improvisacional a partir de piezas complejas e intrincadas. El ruido se convierte en música, la música se confunde con los ruidos. El alto componente intelectual de las composiciones de Fujii se esconde detrás de una fachada lúdica que sirve también para entretener e incluir al público en lo complejo y rupturista. Incluso cuando la ortodoxia irrumpe de manera imprevista, con Satoko Fujii al final el avant-garde se vuelve normal.
Texto: Mariano García
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