A los 64 años de edad, el virtuoso bajista Stanley Clarke entra a su cuarta década de carrera rodeado de una nueva banda, conformada por jóvenes talentos que aportan diversión y energía y se nutren de la experiencia y enseñanzas del veterano líder para poner en escena uno de los mejores shows de jazz que se puedan presenciar en la actualidad.
En su concierto en Buenos Aires del sábado 29 de agosto, Clarke aprovechó la presentación de su nuevo disco “Up” para repasar su extensa discografía (más de 40 álbumes) y deslumbrar a la audiencia con todo su arsenal técnico. Acompañado por los prometedores Beka Gochiashvili (piano, 19 años), Mike Mitchell (batería, 20 años) y Cameron Graves (teclado), demostró en vivo los innumerables recursos para tocar con igual talento el bajo eléctrico y el contrabajo, incluso desarrollando en este últimos técnicas de tapping o rasgueo cercanas a lo imposible. O también tocar con arco, o cerrar el recital con un solo de J.S. Bach.
La gran sorpresa de la noche fue Mike Mitchell, que desde la batería entabló una entretenida complicidad junto a Clarke, en permanente diálogo y cruces de miradas que creaban los cimientos rítmicos sobre los cuales se podía lucir el talento de Gochiashvili (de la república de Georgia) en piano. La edad de estos jóvenes prodigios asombró a la audiencia cuando Clarke los presentó, y tema a tema se fueron ganando el apoyo del público.
En casi dos horas, Stanley Clarke se mostró renovado y enérgico. Con inquietudes renovadas y frescura, equilibrando a la perfección virtuosismo, calidad musical, sentimiento y entretenimiento. Una leyenda por siempre joven.
Texto: Mariano García