Pasaron diez años entre el salto a la fama de Shantel con su álbum “Disko Partizani!” (2007) y su primera visita a Argentina. El productor y músico se presentó finalmente en Buenos Aires para animar las clásicas Fiestas Bubamara con un DJ set en el que musicalizó y remixó en vivo gran parte su repertorio, ampliando el horizonte de las fiestas balcánicas locales.
Hoy de gira únicamente como DJ, no se pudo ver la performance en vivo junto a su banda, carencia que supo resolver a fuerza de carisma y dotes de showman, cantando sobre sus propias pistas e interactuando con un público cuya prioridad era bailar y divertirse en Niceto Club.
Así sonaron también los hits de “Bucovina Club” (2005) y “Planet Paprika” (2009), además del nuevo material incluido en el reciente “Viva Diaspora” (2015).
Sin ser un prolífico compositor, Shantel cuenta en su haber con al menos un par de buenas obras propias que lo diferenciaron de ser sólo un DJ y productor, como “Disko Partizani!”, “Disko Boy” o “Bucovina”. Y si bien a veces ha tomado como propio el mérito que corresponde a las obras originales que usa para sus remixes (como sucedió con la versión del clásico “Da zna zora” a cargo de la Sandy Lopicic Orkestar), hay que reconocerle al alemán el mérito de haber ampliado para el público occidental la paleta de sonidos de la música balcánica comercial.
Fuera de su material discográfico, hizo saltar por los aires a los concurrentes con algunos himnos universales como «Nagila hava» (con la que convirtió a Niceto en una gran boda judía) y el himno partisano italiano «Bella Ciao», que forma parte del inconsciente colectivo de todos los que han tenido algún nono en la guerra.
En parte gracias a él lo balcánico no es siempre sinónimo de “unza unza”, Kusturica o gitanos, y su repertorio abre el panorama a canciones tradicionales griegas, rumanas o búlgaras, potenciadas a través de beats y electrónica pero sin perder el espíritu festivo original.
Texto: Mariano García
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