Corey Glover: “Siempre usamos el blues en nuestra paleta”

Con la demorada llegada de Shade, su nuevo álbum en estudio, Living Colour ofrece una mirada potente y personal sobre el blues. Con la misma energía que los caracterizó durante las últimas tres décadas como la banda más talentosa, y a la vez la más subestimada en el mundo del rock contemporáneo, el presente los encuentra transitando la madurez musical sin perder ni un gramo de intensidad.

Como parte de la gira de presentación de su nuevo trabajo, Living Colour se presentará en Groove (Av. Santa Fe 4389, Buenos Aires) el sábado 12 de mayo.

En una entretenida charla telefónica junto a Rockomotora y Soles Digital, el cantante Corey Glover repasó cómo fue el proceso de creación del disco, el presente de la banda, y cómo supieron llevar adelante una carrera musical que comenzó con un gran éxito comercial como fue “Cult of Personality” (1989), al cual nunca quisieron quedar atados.

“Al principio la gente tenía la impresión de que éramos sólo una canción, ‘Cult of Personality’, todos conocían ese tema”, sostuvo Glover.

“Por alguna razón quedó asociado a la época en que salió, todos recuerdan dónde estaban cuando escucharon por primera vez “esa” canción. Todavía la siguen pasando en todos lados, creo que aún mantiene su significado, la gente se sigue identificando con ella, sobre todo ahora, que tiene tanto sentido ahora como en el principio. Siempre vamos a tener personas que son idealizadas, que ponemos en un pedestal y se convierten en dioses”.

-Quizás en algún punto, entre Time’s Up (1991) y Stain (1993), tuvieron la posibilidad de darle a la audiencia lo que se esperaba de ustedes luego del primer éxito.

-Sí, de hecho nos preguntaron “¿van a hacer otro Cult of Personality?”. El momento y la forma en que fue creada fue algo mágico. Escribimos la canción durante un ensayo, y salió dos días después. Fue un momento que no se puede recrear una y otra vez, incluso si lo hubiéramos intentado no hubiera sucedido. Fue una idea, en una serie de muchas ideas sobre un montón de cosas, al igual que en “Open Letter to a Landlord”, que es igualmente icónica. Son canciones que dicen mucho. Pero no nos quedamos estancados en esa sola idea, no intentamos volver a hacer otra canción pegadiza sobre política de la misma manera.

-Nosotros, como público, nunca sabemos qué esperar con cada nuevo disco de Living Colour, siempre es algo nuevo, y con los años aprendimos a no esperar lo que nosotros creemos tiene que ser el sonido de la banda, sino dejarlos hacer lo suyo y adaptarnos.

-Nos gusta experimentar, mantenernos entretenidos. A veces querés poder decir “eso me resulta interesante, qué pasaría si hago eso”. Todos nosotros tenemos una formación en escuchar y encontrarle el contexto emocional a la música que estamos tocando.

-¿Cómo es que surgió la idea de hacer un disco de blues?

-Lo que intentamos fue mostrar cómo debería sonar el blues en un disco Living Colour. Así que tomamos las diferentes cosas que solemos hacer, en un contexto de blues, y nos preguntamos ¿qué es exactamente el blues?. Uno piensa en el delta del Mississippi, en un viejo sentado en el vestíbulo tocando la guitarra, o uno puede pensar en bluseros modernos como Stevie Ray Vaughan. Pero para nosotros, el blues es casi todo: el hip hop es blues.

-De hecho, el disco cubre 60 años de música, entre “Preaching Blues”, que es de mediados de los años ’30, hasta “Who Shot Ya” (1994) de Notoriuos B.I.G.

-¡Exacto! Partimos de Robert Johnson, que es de los años ’30, pasamos a los ’60 y ’70 con “Inner City Blues” (de Marvin Gaye), y ahí a la época moderna con “Who Shot Ya”; todo eso es blues, para nosotros, y todo lo que haya en el medio.

-Mencionaste tres covers, algo que es distintivo en los discos de Living Colour, y estos tres covers marcan la identidad de Shade. ¿Cómo los eligieron?

-Primero salimos a tocarlos. “Preaching Blues”, por ejemplo, fue el puntapié de todo el proceso. Estábamos tocando en el Apollo Theater por el 100° aniversario del nacimiento de Robert Johhson, y para ese momento no estábamos juntos, la banda estaba de vacaciones y cada uno andaba haciendo diferentes cosas, y nos volvimos a reunir en el Apollo. Y nos preguntamos ¿cómo vamos a hacer esta canción?, porque hay como seis versiones diferentes de “Preaching Blues” que hizo Robert Johnson.

-¿Y cómo hicieron?

-Empezamos por escuchar el groove, que estaba realmente bueno, y rockeaba en serio. Entonces tomemos ese groove, pongamos la letra sobre eso,  y veamos que pasa. Y la primera vez que la tocamos fue mágico, lo mismo que te contaba antes sobre “Cult of Personality”. Es parte del proceso de encontrar la expresión musical dentro de nosotros mismos. Cuando pasa, es un momento especial, y tenemos que aferrarnos a eso. Con eso en mente, y al hacer “Preaching Blues” y otras canciones de Robert Johnson, Vernon tuvo la gran idea de enfocarnos en el blues. Siempre usamos el blues en nuestra paleta, como lo hace un pintor, pero hasta ahora no nos habíamos detenido en posar nuestra mirada en el blues y partir desde ahí.

-Es como si hubieran estado todo este tiempo coqueteando con el blues, desde la introducción de “Love and Happiness” hasta “Bless Those”, del disco anterior, que podría pensarse como la conexión entre “The Chair in the Doorway” y “Shade”

-Totalmente de acuerdo, con “Bless Those” nos fuimos metiendo dentro del blues y tratando de comprender en qué momento estamos. ¿Qué mejor forma que el blues para hablar sobre el mundo en el que vivimos hoy?

-Tardaron cuatro años para terminar el disco, ¿por qué pasó en tanto tiempo?

-Este disco estuvo terminado al menos cuatro veces. Decíamos “¡listo, terminamos!”, y luego lo volvíamos a escuchar y decíamos “mmmm… quizás podríamos cambiar el sonido de la batería un poquito acá…. no no no …. por qué no revisamos mejor aquella canción… esperen, esperen, esperen… ok ahora estamos listos…. mmmmmm… no tanto”.

-¿Esas son mañas que vienen con la edad?

-Puede ser… Pero no, creo que eso viene con la locura de estar en una banda. Estar en una banda le hace algo a tu cerebro, sobre todo si estás con músicos tan buenos, y tengo la suerte de estar en una banda con gente realmente talentosa, que pueden tocar prácticamente de todo, y de hecho lo hacen. Intentamos resolver cómo poder hacer todas estas cosas, y ponerlas todas juntas en un disco. Y a veces no se puede, tenemos que focalizarnos en lo que funciona. “Preaching Blues” funciona, “Always Wrong” funciona, son dos aspectos que funcionan, quedémonos con eso.

-¿Cómo influyó el blues a la hora de componer las nuevas canciones?

– Nos propusimos tomar el blues tradicional, y de alguna manera trasponerlo y cambiarlo un poco. Mantenemos la esencia del blues, las letras siempre van a cantar sobre cómo está uno, pero la música tiene que tener también esa conexión emocional.

-Pero cuando cae en sus manos, es como si fuera un blues con esteroides.

-Un ejemplo clásico de este tipo de blues es Led Zeppelin. Uno puede escucharlos y darse cuenta que tomaron mucho de Willie Dixon, y decidieron convertirlo en su propio sonido y ver como resultaba. Eso pasó también con artistas de jazz, que usaron el blues como vehículo para su propia expresión. Hay que encontrar el contexto en el cual tocarlo.

-En el caso de Living Colour se agregan gritos, distorsiones, efectos…

-Doug Wimbish es un sistema de sonido por sí solo, si quisiera podría abandonarnos a todos. Si supiera cantar, estaríamos jodidos.

-¡Y a veces lo hace!

-¡A veces sí lo hace, se apodera de todo! ¡Y Vernon también, y Will lo mismo! Will puede hacer una canción entera por sí solo, sin necesidad de Vernon, Doug, o yo: es musical, crea altibajos emocionales. Entonces, si ponés todo eso junto, y lo mezclás con alguien como yo -que me han dicho que soy algo así como un cantante de gospel gritón- ¡veamos que sale!

– Y vos también podés tomar el control y cantar a capella y hacer tu propio show. Nosotros pensamos que sos uno de los cantantes más subestimados en el rock.

Corey: Bueno vos lo decís y… (tartamudea, se pone incómodo). Bueno sería fácil para mí decir “estas diciendo boludeces, no sé de lo que hablás” (risas). No hay secreto, cuanto más tocamos juntos, mejor sonamos. Es lo único que puedo decir.

-Eso es fácil de decir para un guitarrista, por ejemplo, pero para un cantante, forzar las cuerdas vocales implica un esfuerzo físico distinto. Quizás uno esperaría que luego de cantar durante de 30 años, con un rango tan amplio y llegando a notas tan altas y gritos.. ¿Cuando te vas a calmar?

-¡Imagínense eso! ¿Yo calmándome? ¿Qué? (risas). Sólo puedo decir que con la edad llega algún tipo de sabiduría, y como al bueno vino, hay que saber conservarla antes de que se convierta en vinagre. Uno usa la voz, la cultiva, y sigue adelante mejorándola. Y aquí estoy.

Entrevista: Mariano GarcíaJulián Melone, para Rockomotora

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