Las obras de arte no llegarán hasta el mes de marzo, pero Roma cuenta ya con un flamante Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI (Maxxi) entre el río Tíber y la Via Guido Reni. Se trata de un espectacular edificio de 27.000 metros cuadrados que ha costado 11 años de trabajo y 150 millones de euros. La autora del proyecto es Zaha Hadid, la única mujer que ha recibido el prestigioso premio Pritzker de arquitectura.
Italia quiere hacer visible con el Maxxi su vocación de líder del Arte actual, superando su actual imagen de mero guardián de un pasado sin continuidad en el tiempo. El país que vio nacer a Giotto, Miguel Angel y Bernini “no puede interrumpir ese largo flujo de creatividad ni dejar de promover y apoyar a sus nuevos talentos” para tener “una herencia cultural en el futuro”, como ha explicado Pío Baldi, director de la fundación que gestionará el museo.
El nuevo Museo del Siglo XXI dota a Roma de uno de los escasos edificios emblemáticos que se han levantado durante los últimos 60 años entre basílicas barrocas y palacios renacentistas. Su autora lo ha dotado de espectaculares escalinatas de acero y techos de cristal para crear “un ambiente urbano de inmersión para el intercambio de ideas, que alimente la vitalidad cultural de la ciudad”.
Zaha Hadid recibió el encargo en 1998 y el entonces ministro de Cultura italiano explicó que buscaba un centro “para que Roma siga viviendo en el presente”. La arquitecta de origen iraní ha construido finalmente “un pasillo entre la antigüedad y el futuro”, una especie de “viaje en el espacio y en el tiempo”, como comentaban asombrados algunos de los invitados a la exclusiva visita de preinauguración.
Levantado sobre unos antiguos cuarteles militares, el Maxxi se adapta a las estructuras preexistentes para exhibir arte tanto en su interior como en el exterior. El edificio aún se encuentra vacío, pero el actual ministro de Cultura ha prometido que destinará 4 millones de euros para financiar la compra de las primeras obras que se exhibirán entre sus elegantes paredes. Todas se habrán creado en el siglo XXI y llegarán a exhibirse hasta 350 de manera simultánea.
En el Maxxi predominan los tonos neutros (blanco, negro y gris) para que destaquen aún más las piezas que en él se exhiban. Construido al norte de la ciudad, en un barrio residencial que data de los años 30 del siglo XX, destaca por sus larguísimos pasillos paralelos llenos de curvas que acrecientan la sensación de amplitud, y por la excelente iluminación natural que llega desde el techo. Como ha escrito Nicolai Ouroussoff, crítico de arquitectura del New York Times, “a Bernini le habría encantado”.